Por: Josep Bernabeu-Mestre
—El compromiso social en la lucha contra el hambre: luchar, saber y servir.—
Con estas tres palabras resumía el profesor José María Bengoa Lecanda (1913-2010) algunos de los valores que guiaron su trayectoria vital. Tras finalizar sus estudios de medicina en la Universidad de Valladolid, apenas recién licenciado, se incorporó, tras el estallido de la Guerra Civil, a los Servicios de Sanidad del Ejército Vasco, y se vio obligado a exiliarse a Venezuela en 1937, tras la caída de Bilbao en manos de las fuerzas golpistas. Sus primeras actividades profesionales en tierras venezolanas estuvieron dedicadas a la medicina social y, de forma particular, a la problemática sanitaria del mundo rural. En 1940 fue reclamado por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de Venezuela para colaborar con la recién creada Sección de Nutrición. Iniciaba así una larga y fructífera carrera como experto en nutrición y salud pública. Primero en el ámbito nacional venezolano y, posteriormente, en el ámbito internacional a través de su participación, durante más de diecinueve años, en la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de Salud, donde ocupó los cargos de asesor interregional de nutrición, adjunto del Departamento de Nutrición y, por último, el de jefe del Departamento de Nutrición de la OMS. Tras su jubilación forzosa como funcionario de la OMS, regresó a Venezuela para hacerse cargo de la Fundación Cavendes (en la actualidad, Fundación Bengoa), una institución dedicada a abordar los problemas de la nutrición y el hambre en el mundo y, de forma particular, en el subcontinente latinoamericano.
En el prólogo a la reedición de 1992 de su libro Medicina social en el medio rural venezolano, publicado por primera vez en 1940, el doctor Bengoa recordaba que la razón que le había llevado a escribir la monografía no era otra que la de aclararse a sí mismo sobre lo que acontecía a su alrededor. Sus palabras reflejaban el desconcierto que le produjo tener que hacer frente a una realidad, la de la Venezuela rural de 1938, marcada por la miseria, la pobreza y los problemas de salud que se derivaban de las mismas, y que tenía poco o nada que ver con las entidades nosológicas y los síndromes bien definidos que había estudiado en la Facultad de Medicina de Valladolid. La hipótesis de trabajo sobre la vinculación que existe entre los problemas de salud/enfermedad y aquellas condiciones de vida, desarrollada por el doctor Bengoa en aquel primer trabajo, estuvo presente a lo largo de toda su trayectoria profesional y científica.
La suya fue una medicina de la ética y el sentido común, donde siempre destacaba el enfoque global de la problemática social que suele estar detrás de las principales deficiencias en materia de salud. Fue el marco de la medicina social el que le permitió aunar las perspectivas que le ofrecían la salud pública, la ciencia de la nutrición y las ciencias sociales en el momento de abordar e intentar resolver los problemas de malnutrición. Pero fue también el espíritu crítico que caracteriza a la medicina social lo que le llevó a mantener una actitud de denuncia constante de las injusticias y las desigualdades sociales que explican las diferencias sociosanitarias.
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