Profesor R. Jaffe, Dr. W. Jafte y Dr. L. Potenza
En los últimos años se ha notado un franco aumento en la frecuencia de los casos humanos de tumores pulmonares. Este aumento fue incriminado al uso inmoderado de cigarrillos. Roffo (1), por ejemplo, puso de relieve la incidencia mayor en hombres en relación con los casos encontrados en mujeres y en muchos de los casos por él descritos, el hábito de fumar era manifiesto. El mismo autor argentino describe cánceres experimentales tratando orejas de conejos con alquitrán de tabaco sintético. En cambio, otros autores fallaron en su intento de producir cánceres experimentales con el mismo alquitrán de tabaco. (3,4).
La mayoría de los autores usaron para sus experimentos conejos, por eso nos pareció interesante usar ratones blancos.
En los experimentos de Roffo (loc. cit.), los animales eran tratados por alquitrán producido artificialmente, calentando tabaco a altas temperaturas. Es indudable que en el alquitrán obtenido de esta manera, existen sustancias cancerígenas, pero esa no quiere decir que esas sustancias cancerígenas se formen en el acto de fumar, cuando las condiciones de temperatura, humedad, etc., etc., son muy diferentes a las usadas para producir el alquitrán sometiendo el tabaco a altas temperaturas en seco.
Quisimos, en nuestros experimentos, acercarnos en lo posible a lo que sucede cuando se fuma normalmente, y para obtener nuestro alquitrán, usamos boquillas que contienen como filtro un cigarrillo (pipas de cigarrillos, cigarette pipe).